Economía y Sociedad - Lo que (de verdad) Necesita España

Algunas Reflexiones

Una de las mejores cosas que te da viajar es que te permite conocer a gente de toda índole procedente de cientos de lugares diferentes. Estos dos últimos años, en los que estoy pasando casi tres meses fuera de casa recorriéndome el mundo de un lado a otro, he podido constatar una realidad irrefutable: las personas tenemos mucho más en común de lo que nos pensamos. Teniendo en cuenta todas las variables culturas e idiomáticas, al final terminas dándote cuenta de que siempre es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Me conmueve pensar en la Segunda Guerra Mundial, y confieso que me cuesta horrores entender, ahora que voy conociendo a personas de todas partes, cómo se pudo llegar a aquel extremo cómo se pudo inocular tanto odio. 

Ciertamente Aristóteles tenía razón cuando decía que el hombre era un animal político, pero estoy convencido de que el brillante filósofo griego nunca llego a imaginarse la dimensión literal que tomó su frase. La política aliena a las personas, saca lo peor de ellas, les hace ponerse al servicio de ideologías, por las que son capaces, y a la historia me remito, hasta de matar, sin valorar si éstas hacen mejores a nuestras sociedades. Sólo bajo ese prisma pueden entenderse los desastres que del pasado siglo. Estremece pensarlo.

Y todo esto viene a colación porque en nada comenzaremos una nueva campaña electoral en nuestro pais que, sinceramente, me da una pereza horrible. Afortunadamente nuestra clase política no muestra la beligerancia que tenía por bandera el congreso del año 36 en nuestro país, pero el papelón de estos meses es para hacérselo mirar, como diría aquel. Ni un sólo partido puede decir que no haya tenido responsabilidad en el esperpento que ha pasado. Unos porque renunciaron a formar gobierno, y otros porque han vetado siempre a alguien. Ideologías por encima de una realidad: nuestro país sigue ante una situación muy, muy complicada y siguen habiendo cientos de miles de familias pasándolo fatal. Pero por delante del bien común, nuestros políticos han demostrado estos meses que están sus partidos, sus cargos y sus prebendas. Luego se preguntan qué pueden hacer para paliar la creciente desafección hacia ellos y su casta. Desde ahora hasta el próximo 26 de junio vamos a ver una retahíla enorme de promesas y palabras vacías que caerán en su mayoría, me temo, en saco roto. En el fondo ¿qué motivación para cambiar nada tiene aquella persona que llega al poder bajo un sistema prestablecido?  

Siempre he entendido que el papel del gobierno no debe ser otro que el de marcar las reglas del juego que permitan a las personas que habitan en un país crecer como sociedad. Y dentro de esas reglas del juego, se encuentra la parte económica. Se trata de fijar pautas que mejoren los funcionamientos de los mercados, que fomenten la creación de riqueza y su posterior redistribución para generar una auténtica igualdad de oportunidades, lo que se traduce en proveer a la colectividad de algunos bienes y servicios cuyo suministro no debe ser confiado, al menos en su totalidad, al mercado (véase la sanidad o la educación, por ejemplo). Ocurre que ésto no suele ser así y que a menudo nos encontramos con que las personas que componen los gobiernos tienen sus propios intereses, que a menudo son también los de su partido, lo que deriva en que con demasiada frecuencia se tomen decisiones que obedecen a cuestiones populistas cuya finalidad es perpetuar en el poder a unas siglas.

España necesita gente de estado capaces de llegar a grandes a acuerdos que permitan proyectar el país a largo plazo. Esta semana hemos sabido que por primera vez en una barbaridad de años nuestro número de parados bajaba de los 4 millones, lo que es inadmisible. Nuestra deuda pública ha crecido en 300.000 millones de Euros bajo el gobierno de Rajoy y ello ha hecho que su montante sume ya el 100% de nuestro PIB, lo que tampoco es de recibo. Seguimos con un déficit público desbocado y tenemos una banca que varios miles de millones después sigue muy tocada. Y ante esta situación, para mi gravísima, nuestra clase política ha sido incapaz de llegar a un acuerdo para formar un gobierno en 6 meses. Imagino que ahora, por vergüenza torera, salga lo que salga, se logrará pero, ¿no es lamentable?  ¿No lo tenian más difícil cuando murió Franco?

Necesitamos menos políticos profesionales con carnet de afiliados y más personas con sentido común no con ganas no de hablar o debatir, sino de hacer cosas. De tomar decisiones que mejoren la eficacia del mercado laboral o que realmente quiten duplicidades en las administraciones. Que comprendan que la economía es una ciencia  y que fomenten la creación de empresas, porque sólo con un sistema empresarial fuerte se acabará con el paro y se creará riqueza. Gente que de una vez por todas apuesten por un sistema educativo libre de toda carga ideológica que ponga a nuestro país al nivel de lo que potencialmente podemos llegar a ser. Necesitamos valientes que entiendan que el momento actual requiere consensos y no extremismos, lo que obliga a buscar puntos de encuentro mucho más centrados. Pero también necesitamos personas que doten de seguridad jurídica a las personas y empresas de este país, que tengan claro que realmente el poder político debe alejarse del judicial y que no permitan dislates normativos alejados de la norma moral. Que se sepa, hoy en España las leyes no permiten mover un nido de cigüeñas pero una entidad financiera rescatada con el dinero de todas sí pueda desahuciar una familia.

Como decía al principio, cuando dos personas se sientan a hablar, con idenpendencia de dónde vengan y de sus puntos de vista previos, a menudo teriminan dándose cuenta de que es mucho más lo que les une que lo que les separa A lo mejor es que yo soy un idealista, o simplemente que tengo buen talante, pero no me puedo creer que en España no haya gente capaz de llegar a acuerdos como los señalados en el párrafo anterior. De verdad, casi que me basta con que marquen una pautas mínimas para que los que nos partimos el lomo cada semana, podamos seguir haciéndolo en mejores condiciones que las actuales. Por cierto, que esta semana me toca Suecia. Cómo me gusta oir decir a la gente cada vez que salgo lo mucho que les gusta trabajar con empresas españolas... y qué lástima que la visión de nuestra clase política sea tan diferente...

Así pues estamos ya casi en campaña. Que a ustedes les sea leve...

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