Economía - A Vueltas con el Crecimiento (Y con Rafa Nadal)

Algunos Apuntes

Esta semana el FMI ha publicado sus nuevas previsiones de crecimiento para la economía española. Ni más ni menos que triplica las mismas para nuestro país, pasando éstas de un raquítico 0,2% a un todavía modesto 0,6%, si bien es cierto que hace apenas un año los pronósticos para este 2014 eran de crecimiento cero de acuerdo con el organismo presidido por Christine Lagarde. Es decir, que los síntomas que nos permiten intuir una próxima recuperación de la economía, o cuando menos, un dejar atrás definitivamente todo lo peor, no sólo persisten, sino que se hacen más patentes.

En paralelo, también esta semana, me llamó una importante empresa que está preparando un panel de directivos, preguntándome por mis previsiones macroeconómicas para este 2014 recién iniciado. Ni corto ni perezoso, con mi habitual optimismo vital, yo me fui bastante por encima del conjunto de las previsiones: España crecerá entre el 0,9% y el 1,2% este año. Lo comenté con algunos amigos y lo cierto es que me han caído algunos palos por ser demasiado positivo. De entrada debo decir que mis afirmaciones, lamentablemente, no se basan en evidencias empíricas, sino en percepciones propias y en una mera comprensión de la realidad tras estos años tan difíciles en los que creo, todos hemos aprendido algo de economía. En mi caso, no me canso de decir que la macro no es mi fuerte, pero también que el día a día, el estar en primera línea del campo de batalla, supone a menudo un inmejorable termómetro de la situación real del país. Por ello, me baso en lo siguiente:

1) Todas las previsiones para nuestro país, tanto nacionales como internacionales, están revisando sus proyecciones al alza. El propio FMI, ayer mismo, apenas un par de días después de mejorar sus proyecciones, reconocía que el crecimiento se estaba consolidando en España de una forma mucho más rápida de lo previsto. El Banco de España, además, ya ha anunciado que en el último trimestre de 2013 el crecimiento fue del 0,3%, lo que consolida los datos que ya se sabían del período julio - septiembre.

En el conjunto del año, el PIB cayó en 2013 un 1,2% (a priori), lo cual sería una décima mejor que la última previsión del gobierno y ¡4 décimas! mejor que la del FMI del mes de julio. Es bastante probable que haya nuevas correcciones al alza en los próximos meses, de igual forma que son ya varias las voces que señalan que España podría crecer por encima del 1%, si bien es cierto que las mismas aún no se han plasmado en estudios de relieve.

2) Las mejoras de las previsiones se basan en la consolidación de las exportaciones, las cuales siguen comportándose muy bien, sobre todo teniendo en cuenta cómo ha estado la UE, principal destino de nuestras ventas al exterior, este último año. Pero también, y esta es la buena noticia, por primera vez desde 2010, porque el consumo privado comienza a repuntar ligeramente. Este punto es razonable y ya se anunció en El Disparadero hace unos meses: El ahorro estaba comenzando a aumentar, lo que en su momento quería decir que ya empezaba a haber gente que ya podía plantearse consumir más. Aunque la demanda nacional en su conjunto cayó un 2,8% durante todo el 2013, la contracción de la misma fue disminuyendo a lo largo del año y registro avances intertrimestrales desde el verano.

Si se confirma la tendencia del mercado laboral y, efectivamente, ya no se destruye más empleo (incidiré en ello más tarde), lo razonable es que mejore la confianza y que esas personas que ya pueden gastar más, lo hagan. Incluso que haya más gente con capacidad de gastar más conforme el desapalancamiento de familias y empresas siga su curso. El que durante el último trimestre hayan aumentado ligerísimamente las importaciones tras la caída brutal del año 2012, refleja también que el consumo está un poquito menos deprimido. Creo, por lo tanto, que podemos esperar un pequeño crecimiento del Consumo Privado en el 2014 y eso era algo con lo que la mayoría de estudios no contaba hace apenas unos meses.

3) Los mercados se ajustan: la EPA de hace unos días nos decía que había bajado el paro (en 69.000 personas) porque a lo largo del pasado 2013 muchos españoles habían dejado de buscar trabajo (efecto desánimo), o habían tenido que emigrar, así como que muchos inmigrantes se habían vuelto a sus países de origen ante la imposibilidad de encontrar un empleo aquí. Así que realmente se han destruido más de 198.900 puestos de trabajo en el pasado 2013. De esa cifra, más de 120.000 eran del sector público, que sigue con su ajuste. Quizás sea pronto para hablar de un cambio de ciclo en toda regla, si por éste consideramos la creación de empleo neta, pero sí que, por lo menos, se puede hablar de frenazo en la destrucción de puestos de trabajo. Los datos desestacionalizados del último trimestre del año (los que realmente importan), nos hablan de un crecimiento del empleo (ocupación) de un 0,29%, el primero desde 2008. La tasa de paro desestacionalizada, además, nos deja una caída del desempleo del 1,22% (dato mucho mejor y más certero que el 0,14% sin desestacionalizar). Ello es esperanzador y al menos sí que permite intuir que lo peor en dicho mercado ya ha quedado atrás.

El dato del paro nos muestra, al igual que la evolución del PIB, un mercado que ha ido de menos a más y, en consecuencia, es previsible que podamos hablar de creación de empleo a lo largo del año que viene, pero en cualquier caso, conviene señalar dos matices: uno, el mercado laboral se está ajustando más rápido de lo previsto por la vía de los salarios; dos, las cifras del año que viene seguirán siendo impresentables pese a todo. Sólo podemos aspirar, al menos a corto plazo, a que la recuperación del consumo venga por el lado de que, aquellos que tienen un trabajo, ya no tengan miedo a perderlo. Para eso puede que no falte tanto.

En paralelo, incido en lo dicho hace unos días: el que haya fondos entrando a comprar en España, aunque sea a precio de saldo, demuestra también que las expectativas son de que ya no le queda mucho ajuste por hacer al sector inmobiliario, o dicho de otra forma, que mucho más no van a caer los precios y que los bancos, además, ya han hecho buena parte de sus deberes en el tema provisiones. Este mercado también se ha ajustado más rápido de lo previsto y era una de las claves para hablar de recuperación. Esto no quiere decir que la construcción vaya a volver a ser un motor a corto plazo, simplemente que se ha tocado fondo.

Por último, recordemos la frase que tanto me gusta de Keynes: cuando los mercados se ajustan por sí solos, lo hacen a un coste social insoportable. Que nuestros políticos llevan años sin acertar, me parece obvio. Y que ya estamos en ese punto insoportable, también. Hemos tocado fondo. La economía es cíclica y parece que se dan las condiciones para comenzar una etapa mejor.

4) La clave política: las previsiones del gobierno van a ser más conservadoras este año y el que viene. El motivo es que querrán presentarse ante su electorado como los salvadores de la patria. Marketing político, puro y duro. Las cosas van a seguir estando muy complicadas, pero todo lo que sea presentarse en unas elecciones generales con visos de mejorar las previsiones, sin duda ayuda a ganarlas.

5) La prima de riesgo: Debe seguir bajando y ello hará que el gobierno pague menos por sus intereses de lo previsto. Ello probablemente incida en que la reducción del gasto público sea algo menor de lo previsto originalmente. Ello debería mejorar también los datos de crecimiento.

6) Optimismo vital: Decían Tip y Coll que el optimista era un pesimista mal informado. Bien, no sería la primera vez que me equivoco en mis pronósticos, pero como la vida es un estado de ánimo y a los optimistas nos suele ir mejor, siempre prefiero mirar las cosas desde ese prisma.

Dicho esto, mis reflexiones también van un poco más allá. Que uno sea optimista, no quiere decir que no tenga también sus dosis de realismo:

1) Que crezca el PIB es importante, pero hace tiempo que dicho indicador no refleja realmente una mejora social. Dicho de otra forma: la destrucción de la riqueza ha sido tan asimétrica en estos años, que no creo que el camino de la recuperación rompa esa tendencia. Los datos del coeficiente de GINI publicados también esta semana para nuestro país, refleja un preocupante incremento de la desigualdad. Obviamente es mejor crecer que no hacerlo, porque sin crecimiento ni gobierno, ni empresas, ni familias, podrán pagar sus deudas, pero el malestar social me temo que va a persistir al menos durante unos años más. Y es lógico, porque se ha tocado fondo y la recuperación llevará muchos años.

2) Partimos de un punto bajísimo, tras muchísimos años de caída libre, espejismo del 2010 aparte. Crecer un 1% no va a cambiar mucho el panorama, aunque es cierto 
que muchas personas dejarán, de forma paulatina, de tener miedo a perder su empleo y que ello animará un poco la actividad. En cualquier caso, de las crisis financieras que requieren desapalancamiento púbilco y privado tras un empacho de deuda, se tarda diez años en salir. No es santo de mi devoción, pero esta entrevista a Olli Rehn el otro día me pareció sumamente interesante.

3) Los salarios van a seguir yendo a la baja durante un tiempo, lo que unido al nivel de deuda privada que tenemos, significa que tardaremos mucho en recuperar los niveles de renta previos a que explotara la burbuja.

Pese a todo, quiero terminar con un  mensaje de optimismo: cuando se toca fondo, cuando los mercados se ajustan, ya existe una parte muy importante de la recuperación que depende de cada uno. El cambio que ha habido en el empresariado español, de la mano de una generación que ya no tiene complejos, que sale a exportar y que es alabada más allá de nuestras fronteras (y de veras que emociona escucharlo cuando viajas) creo que es una de las claves de que los datos hayan comenzado a mejorar antes de lo previsto. El futuro no está escrito, depende de nosotros, y esta coyuntura nos hará más fuertes a largo plazo. Toca reconstruir volviendo a los orígenes, vinculando el crecimiento económico al humano y reconstruyento una sociedad que lo está pasando horrible. Personalmente soy optimista. Europa siempre se ha superado a sí misma, y España también, incluso cuando nos han dado por muertos. Recordemos que a finales de 2012 nadie daba un duro por nosotros y porque no tuviéramos que, finalmente, solicitar formalmente el rescate.

Y precisamente por ello, creo que es justo rematar este post con Rafa Nadal. Es el mejor ejemplo de que los pronósticos están para romperlos. Tras la gravísima lesión del 2012, nadie daba un duro porque volviera a ser el que fue. Y no sólo ha vuelto, sino que mañana domingo disputará la final del Open de Australia a Wawrinka, pudiendo igualar los 14 Grand Slam de Sampras. Probablemente estamos ante el mejor competidor de la historia del tenis, incluso del deporte, y su ejemplo debe servirnos de estímulo. La gente no fracasa, baja los brazos. Estamos obligados a pelear por nuestro futuro mejorando lo que hasta la fecha son meras previsiones. Y como siempre, seguro que así lo haremos. La nuestra es la generación de Rafa Nadal. 

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