Economía - Breves Comentarios sobre las previsiones del FMI

Algunos Apuntes

Dado que mañana me marcho a Hamburgo en viaje de trabajo, no quería dejar pasar de comentar muy brevemente las previsiones que el FMI ha hecho hoy para la economía española. Sé podrían tildar de jarro de agua fría, por cuanto apunta el organismo presidido por Christine Lagarde, que nuestra economía tampoco crecerá en 2014 (se quedará en un 0%) y que será en 2015 cuando realmente comience a hacerlo. Explica el FMI que dos son las causas que justifican este empeoramiento: uno, las peores perspectiva para la economía global debido a los países emergentes; y dos, el ajuste fiscal que aún debe hacer España.

Sobre el primer punto hay poco que decir. Todos estamos viendo lo que, por ejemplo, está pasando en Brasil. En paralelo, a China no le puede ir bien, o al menos no tan bien como nos tenía acostumbrados si Europa y EEUU siguen con el motor gripado. Respecto al segundo punto, conviene remitirnos a las previsiones del FMI del pasado mes de abril. Por aquel entonces, se auguraba un crecimiento del 0,7% para nuestro país durante el año 2014, pero a la par se advertía que por esa senda España se iba a quedar muy lejos del objetivo de déficit marcado por Bruselas. Ahora que se nos ha marcado un nuevo calendario de déficit, más relajado que el original, pero más exigente que las previsiones del Fondo, se entiende que no nos va a quedar otra que recortar más para cumplir con la UE y que, por lo tanto, el crecimiento se va a ver perjudicado por dicha medida.

Los que me venís siguiendo, sabéis que siempre he dicho que la consolidación fiscal era inevitable para España, pero también que un excesivo celo durante la misma, podía derivar con el enfermo muerto durante el tratamiento. Los recortes son como la quimioterapia y si nos pasamos con la dosis, el paciente se nos muere por el camino. Sí, un país no puede estar endeudándose eternamente, porque llegará un momento en el que no podrá hacer frente a sus compromisos financieros, por ello es necesario cuadrar las cuentas cuanto antes. La triste realidad es que para pagar parte de nuestros servicios públicos nos tenemos que endeudar y que, todavía, parte de ese desfase es estructural, no cíclico (esto es, al margen de la situación económica).

Aún siendo cierto esto último, también lo es que lo que determina la capacidad de pago de un país no es tanto el volumen total de su deuda, como le relación de ésta respecto a su PIB. España, que tenía unas cuentas públicas saneadas, ahora comienza a tener unos ratios peligrosos. Por eso me llama poderosamente la atención que desde Bruselas se siga priorizando, justo ahora que parece que entramos en un punto de inflexión, la consolidación fiscal por encima del crecimiento. Sin tener los datos encima de la mesa, es posible que nuestro país, con menores ajustes y un mayor crecimiento, se endeudase más en términos absolutos, pero que dicha deuda cayera en términos relativos a su PIB. Es decir, que pese a que aumentase nuestro endeudamiento, mejorase también nuestra capacidad de pago. Por la senda a la que vamos, el déficit disminuirá (pero nos seguiremos teniendo que endeudar) y nuestra economía no crecerá, lo que redundará, tristemente, en nuestra solvencia. Personalmente me parece de locos. Sobre todo porque el nuevo ajuste seguro que de nuevo cae sobre familias y PYMES. Lo confieso. No tengo ninguna esperanza ni en la reforma de la Administración, y mucho menos en la tributaria. Y espero equivocarme.

Así pues, en manos de Europa está la pelota. Se puede seguir con la consolidación fiscal conjugándola con el crecimiento, por cuanto muchos países están en el fin de su ajuste. Sólo hacen falta paciencia, rigor y voluntad política para hacerlo, comprendiendo que a esta unión monetaria le hace falta también que se den los pasos hacia una necesaria unión fiscal y bancaria.

En cualquier caso y pese a los malos augurios de Lagarde y sus muchachos, finalizo reiterando lo dicho el sábado: Yo creo que en breve comenzaremos a crecer. Los datos de nuestra economía comienzan a ser  mejores de lo previsto en algunos indicadores clave. Ello no significará un rebote en crecimiento y empleo, pero sí que las cosas comiencen a estar un poquito menos mal. Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con el Ministro Montoro (¿debería preocuparme?) y es posible que España rompa los pronósticos del FMI para el 2014. Tampoco sería la primera vez.


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